Rosquillas de anís
- barakalberto
- 14 jul 2019
- 3 Min. de lectura

Las rosquillas de anís son un dulce tradicional muy popular en toda España, especialmente en la época de Semana Santa, aunque se pueden encontrar prácticamente todo el año en las panaderías. Se preparan fritas o al horno y se aromatizan con distintos ingredientes.
Aunque la herencia árabe en nuestro país es muy importante, y lo que llamamos masa frita dulce gana por goleada. En cada ciudad, pueblo, aldea hay una receta la cuál se diferencia de la otra. Para nosotros hablar de rosquillas es hablar de recuerdos, hablar de tradición.
Cuando hacemos rosquillas caseras, es algo más que una dulce elaboración, es volver al pasado y recordar los sabores de la cocina de nuestra abuela en un homenaje a todo ese legado de recetas caseras que van pasando de generación en generación y del cual, las rosquillas son el principal estandarte.
La receta de hoy es de rosquillas de anís, de unas rosquillas especiales, muy caseras, con un aspecto que llama la atención y que siguiendo la receta paso a paso te saldrán perfectas.
Es una receta que le encanta a los niños por su aroma y por la manipulación de su masa, eso de hacer bolitas les encanta.
Ingredientes para rosquillas de anís:
750 gr. de harina de repostería.
350 gr. azúcar blanquilla.
6 huevos medianos.
1/2 vaso de aceite de oliva suave.
La ralladura de la piel de un limón y la de una naranja.
1/2 vaso de anís.
6 sobres de gaseosa (Impulsor químico).
1 pizca de sal (5 g.)
Aceite de girasol para freír las rosquillas (1 litro aproximadamente) y 1 trozo de corteza de limón (parte amarilla).
Azúcar para rebozar las rosquillas.

Preparación de la masa de las rosquillas:
Lavamos y rallamos la naranja y el limón.
Batimos los huevos con el azúcar hasta que espumen, que se monten un poco. Añadimos el anís seco, la pizca de sal y las ralladuras de los cítricos. Volvemos a batir todo muy bien hasta que quede integrado.
Añadimos el aceite de oliva suave y volvemos a batir hasta que el aceite esté mezclado.
Unimos el polvo de hornear o la levadura química con la harina de repostería. En un bol grande, tamizamos la harina con la levadura.
Añadimos la harina y la levadura a la mezcla de huevos y azúcar. Mezclamos bien.
Podemos untarnos las manos con aceite para manejar mejor la masa, pero sólo un poco. Tampoco queremos añadir más aceite del necesario a la masa.
Preparamos una bola con la masa y la envolvemos en plástico film transparente. Dejamos que repose en la nevera un par de horas.
Fritura de las rosquillas:

Ponemos al fuego una sartén con abundante aceite de girasol o aceite de oliva suave. En ella vamos a hacer la fritura de nuestras rosquillas de anís.
Un truco para aromatizar el aceite es freír dos tiras largas de cáscara de limón (sin nada de blanco de la fruta, sólo la piel) en el aceite a baja temperatura. Las dejamos en el aceite durante 10 minutos a temperatura baja, 2 sobre 10 puntos de temperatura de la inducción es suficiente. Sacamos las cáscaras de limón del aceite de girasol.
Freímos las rosquillas teniendo mucho cuidado de que no se quemen. Es importante pues después de todo el trabajo no queremos que se nos pasen o se queden crudas por dentro. El aceite que tenemos en la sartén lo ponemos a fuego medio sin que llegue a humear.
Freímos en tandas de no más de 7-8 rosquillas, para que no se enfríe mucho el aceite. Tampoco os asustéis si caen al fondo, vuelven a subir, pues con la temperatura engordan un poco.
Cuidado con el aceite, es bueno que esté caliente, pero que no humee o se quemará. A mitad del proceso si vemos que está muy oscuro (por el exceso de harina) deberíamos cambiarlo por una tanda de aceite limpio (no lo tiréis, os servirá para otras preparaciones).
Cuando estén doraditas por ambos lados. Las colocamos sobre papel de cocina absorbente para eliminar el exceso de aceite. Dejamos que enfríen y las rebozamos con el azúcar.
Una vez frías tenemos dos opciones:
Las espolvoreamos con azúcar glas o azúcar blanquilla normal, colocamos azúcar en un plato y vamos rebozando la rosquilla en el azúcar para que adhiera, de aquí a una fuente o directamente a la boca.
La otra opción es glasearlas con un almíbar suave, a tope de azúcar. Simplemente hacemos un almíbar en un cazo. Donde solemos preparar la leche por las mañanas con los ingredientes de la receta y dejamos que reduzca.
Pasamos todas las rosquillas mojando por ambos lados, esto hará que se forme una costra y que se conserven en buen estado un montón de tiempo. Las ponemos en una bandeja de horno o en la encimera, y pasado un rato las recolocamos para que no se peguen antes de que seque el azúcar.

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